La hipertensión es uno de los grandes males de este siglo. Suele ser un problema hereditario, pero también, y cada vez más, es consecuencia de una dieta rica en grasas y sodio. Tomamos entre 10 y 15 gramos de sodio al día. ¿Y sabes cuánto recomiendan los expertos? Dos gramos como máximo (el equivalente a la punta de una cucharadita de café).
Reducir el consumo de sal es el primer paso para evitar la hipertensión. La sal retiene agua y, a mayor cantidad de agua, más volumen sanguíneo, lo que obliga al corazón a bombear mayor cantidad de sangre y con mucha más fuerza, y provoca un aumento de la tensión arterial. En su lugar, puedes emplear hierbas aromáticas para condimentar. También ayuda cocinar los alimentos al vapor, ya que así conservan su sabor natural y apenas es necesario sazonar. Además, existen una serie de alimentos que actúan directamente bajando la tensión arterial: ajo, tomate, apio y remolacha.
Recuerda que debes tener especial cuidado con la sal oculta de productos como embutidos, conservas, platos preparados, ahumados...
Por otro lado, incluir en tu dieta mayor cantidad de otros nutrientes como el potasio, el calcio (para equilibrar el nivel de sodio y potasio), la vitamina C (ayuda a disminuir la presión de la sangre), y ácidos grasos (que previenen la obstrucción de las arterias) puede ser de gran ayuda.
Muchas de las personas que padecen hipertensión no lo saben, ya que no suele presentar ningún síntoma (en algunos casos puede ser el origen de dolores de cabeza, palpitaciones, mareos, fatiga o insomnio), por eso es aconsejable tomarse la tensión regularmente para asegurarse de que se mantiene dentro de los niveles considerados normales. La presión en algunos casos va unida al estado nervioso; si es tu caso, procura encontrar un momento de relax para tomártela.
Reducir el consumo de sal es el primer paso para evitar la hipertensión. La sal retiene agua y, a mayor cantidad de agua, más volumen sanguíneo, lo que obliga al corazón a bombear mayor cantidad de sangre y con mucha más fuerza, y provoca un aumento de la tensión arterial. En su lugar, puedes emplear hierbas aromáticas para condimentar. También ayuda cocinar los alimentos al vapor, ya que así conservan su sabor natural y apenas es necesario sazonar. Además, existen una serie de alimentos que actúan directamente bajando la tensión arterial: ajo, tomate, apio y remolacha.
Recuerda que debes tener especial cuidado con la sal oculta de productos como embutidos, conservas, platos preparados, ahumados...
Por otro lado, incluir en tu dieta mayor cantidad de otros nutrientes como el potasio, el calcio (para equilibrar el nivel de sodio y potasio), la vitamina C (ayuda a disminuir la presión de la sangre), y ácidos grasos (que previenen la obstrucción de las arterias) puede ser de gran ayuda.
Muchas de las personas que padecen hipertensión no lo saben, ya que no suele presentar ningún síntoma (en algunos casos puede ser el origen de dolores de cabeza, palpitaciones, mareos, fatiga o insomnio), por eso es aconsejable tomarse la tensión regularmente para asegurarse de que se mantiene dentro de los niveles considerados normales. La presión en algunos casos va unida al estado nervioso; si es tu caso, procura encontrar un momento de relax para tomártela.