Para tener o mantener ese look ideal y joven que hoy se lleva hay que poner en práctica ciertas medidas desde... el nacimiento. La protección solar y los cuidados cosméticos son de ley. En cuanto a la cirugía estética, cada edad tiene sus necesidades y remedios. Cualquier intervención antes de concluido el crecimiento (18 o 20 años) se considera locura. La mamá pesada que insiste en cambiar de arriba abajo a su niña adolescente no es bien vista por los cirujanos serios. Hay unanimidad en que, entre 6 y 18 años, sí se pueden arreglar orejas de soplillo o deformidades de mamas que afecten al desarrollo. Y desde ahí... Ésta es una lista con las medidas más frecuentes aplicadas en cirugía estética y medicina estética.
En la veintena: arreglar o blanquear la dentadura. Modelar la nariz. Dar forma a los labios o engordarlos con rellenos (colágeno, goretex, grasa propia...). Borrar cicactrices del acné. Eliminar deformidades faciales no deseables. Liposucción para el exceso de grasa acumulada en distintas zonas. Aumentar el pecho. En casos aislados, reducir o aumentar el mentón y dar volumen al pómulo. Quitar varices.
En la treintena: rejuvenecimiento facial con láser ablativo y no ablativo (más o menos agresivo). Lifting de ojos y cejas. Reducir y elevar el seno, modelar el abdomen y deshacerse de las varices tras el embarazo. Aplicar materiales de relleno para el rostro (el famoso Botox, prohibido en España, se usa cada vez más).
En los cuarenta: mitigar las huellas del tiempo. Lifting de rostro para corregir flacidez e implantes; peelings, láser o infiltraciones para reducir arrugas. Eliminar bolsas en párpados. En casos de deterioro pronunciado se imponen los nuevos programas globales de antienvejecimiento (no tienen por qué incluir cirugía estética, depende del estado). Lo ofrecen ya medio centenar de clínicas en España.
En los cincuenta: todo es posible: tratamientos dermocosméticos, inyecciones, peelings, láser, lifting inicial o mejora del ya realizado en los cuarenta. Hay que tener en cuenta ya lo que no se puede hacer: la liposucción, por ejemplo, porque la piel ya ha perdido calidad y no tiene la elasticidad necesaria.
En los sesenta: asumirlo. O no. Y si es no ¿todo vale? Una operación de capricho no debe representar ningún riesgo para el paciente.
En la veintena: arreglar o blanquear la dentadura. Modelar la nariz. Dar forma a los labios o engordarlos con rellenos (colágeno, goretex, grasa propia...). Borrar cicactrices del acné. Eliminar deformidades faciales no deseables. Liposucción para el exceso de grasa acumulada en distintas zonas. Aumentar el pecho. En casos aislados, reducir o aumentar el mentón y dar volumen al pómulo. Quitar varices.
En la treintena: rejuvenecimiento facial con láser ablativo y no ablativo (más o menos agresivo). Lifting de ojos y cejas. Reducir y elevar el seno, modelar el abdomen y deshacerse de las varices tras el embarazo. Aplicar materiales de relleno para el rostro (el famoso Botox, prohibido en España, se usa cada vez más).
En los cuarenta: mitigar las huellas del tiempo. Lifting de rostro para corregir flacidez e implantes; peelings, láser o infiltraciones para reducir arrugas. Eliminar bolsas en párpados. En casos de deterioro pronunciado se imponen los nuevos programas globales de antienvejecimiento (no tienen por qué incluir cirugía estética, depende del estado). Lo ofrecen ya medio centenar de clínicas en España.
En los cincuenta: todo es posible: tratamientos dermocosméticos, inyecciones, peelings, láser, lifting inicial o mejora del ya realizado en los cuarenta. Hay que tener en cuenta ya lo que no se puede hacer: la liposucción, por ejemplo, porque la piel ya ha perdido calidad y no tiene la elasticidad necesaria.
En los sesenta: asumirlo. O no. Y si es no ¿todo vale? Una operación de capricho no debe representar ningún riesgo para el paciente.